En una villa, de cuyo ambiente muchos no quieren olvidarse, no ha mucho tiempo que existía un antro de los de rock y desmadre, altos decibelios, barra de madera y cuero sobre los hombros.

 

Para el que no lo haya adivinado, por joven o mod, la villa es Bilbao y el local mítico el “Umore Ona”, un lugar que atesora música y anécdotas por igual. La música, de la buena, de la improvisada, esa que surge de montar un grupo en unos pocos minutos: tenemos teclado, voz y guitarra… ¿Algún batería en la sala? Venga tu, que se que la tocas, señala Xabier Goikoetxea a un chaval,  y resulta que ese ya no tan joven chaval ahora no puede ir a un bar cualquiera porque las grupis le atosigan por ser el Ringo Star de Extremoduro . Este sólo es uno de los capítulos del pub por donde pasaron, y en algunos casos debutaron,  innumerables  artistas que hoy lo son de masas y que a principios de los 90 hablaban de acordes sumergidos en la burbuja agobiante de tabaco que se creaba en el ambiente y en el perecedero anonimato.

 

A puerta cerrada

 

Algunos de los protagonistas y secundarios de las noches del Umore, y con un poco de suerte de los días también,  han cambiado las tablas a ras de suelo por un escenario de varios metros de altura, el público amigo por el espectador desconocido y la improvisación por teatralidad pura y dura. Otros como Goikoetxea, sin embargo, siguen dando guerra en pubs y locales con un público más reducido. Este rockero de cuna sin contrato millonario, fue el encargado hace ya muchos años de dar a conocer a Platero y tú, por petición de Fito y Uoho, a través de una maqueta que le dieron en el bar donde trabajaba. Eran finales de los 80 y Xabi formaba parte de Zer Bizio? precursores del rock vasco junto con Eskorbuto.

 

A día de hoy, tras muchos grupos musicales a sus espaldas, tantos como colegas enterrados por la heroína, recuerda con especial ilusión los años en los que el Umore Ona era un punto de encuentro donde “se hacían cosas tan salvajes como el sueling, que consistía en tirarse de cabeza de la barra, y cosas tan íntimas como componer letras con una guitarra y varios amigos”, uno de los cuales era Fito Cabrales, “no hace falta que me diga nadie que el primer LP de fito&fitipaldis, titulado A puerta cerrada, es un guiño al Umore” confiesa. Es evidente que el ex componente de Zer Bizio? no olvida la esencia a rock que desprendía el mítico bar, como tampoco lo hace Fito, que guiña al local de la Calle Esperanza el otro ojo, esta vez con una versión instrumental que forma parte de  su nuevo disco y que lleva por nombre Umore Ona, esta vez no deja lugar a la imaginación.

 

Tras la barra

 

Y de nuevo recurriendo a Fito, o mejor, a Platero y tú, en los años de esplendor cuando ellos debutaron, Tras la barra del bar capitaneaban el barco Blanca y Suso. El barco naufragó hace pocos meses, y aunque desde hace varios años ya no eran los encargados del local, tras aparecer la noticia del cierre en la prensa la mente de Jon López viajó y se plantó en algún momento, de alguna noche, de algún año de principios de los 90 cuando “El que quería jaleo lo encontraba en el Umore Ona de la mano de Blanca y Suso, los camareros que le vendrán a la cabeza a cualquiera que haya frecuentado el bar, eran parte de la gracia del local y nunca volvió a ser lo mismo sin ellos”, así lo confirmaban también otros tantos clientes habituales dejando comentarios llenos de nostalgia para ellos en los periódicos digitales en los que apareció la noticia.

 

Souvenir

 

Y de repente, de un día para otro, como la prensa mató al pub rockero, lo resucitó de entre los muertos, maticemos, el rumor de que Suso no pudiendo permitir el cierre del Umore ona iba a reabrirlo comenzó a sonar con fuerza, tanta que algunos nostálgicos antes de mandarle un whatsapp al susodicho para comprobar la veracidad de la noticia, prefirieron creérselo y desempolvar sus chupas y sus camisetas del Umore Ona, aquellas que están repartidas vete tú a saber por cuantos fondos de armario de cuántas ciudades, aquellas que Blanca y Suso vendían en el pub, aquellas que los madrileños, catalanes y argentinos llevaban para regalar como quien compra un cenicero que reza recuerdo de Plasencia, aquellas que por sus características me atrevo a decir que son souvenirs, del francés, objeto que sirve como recuerdo de la visita a un lugar.

 

Blanca Martín es ahora una diseñadora que sigue manteniendo una buena relación con áquellos jóvenes que tocaban música en directo  o frecuentaban el bar en el que trabajó tantos años, componentes de Extremoduro , Ariel Rot, Carlos Tarque, Fito, Juantxu Olano, de Platero y tú que recuerda como le decía "no cortes tan rapido el limón que te vas a cortar, ta vas a cortar, te vas a cortar y yo pensaba que tio más pelma" además de muchos músicos anónimos.

Nunca ha tocado en ningún grupo, la una asignatura pendiente por la que ella y Suso decidieron regentar el bar y saciar sus ansias de Rock ´n Roll, sin embargo ha pinchado millones de canciones en el Umore  siempre que no había música en directo. Admite que a Suso, tras la demanda que impuso la vecina de arriba del pub por ruidos, se le ha pasado por la cabeza la reapertura del local pero que ella no se embarcaría de nuevo ya que "los dos acabamos muy quemados de la vida que llevabamos allí, al principio lo aguantas pero van pasando los años y no te apetece estar hasta las tantas todos los días de la semana, tienes sueño, hambre...y además habría que saber antes la cuantía que supondría la nueva insonorización...", de momento, no se sabe por cuanto tiempo, el Umore Ona mantiene bajada la persiana, dentro, 30 años de momentos que a veces duraron lo que dura una cerveza y otras lo que dura un fin de semana a puerta cerrada, particulas de emociones detrás de drogas y Rock´n Roll. Y fuera, los que lo recuerdan, cada cual a su manera y los que visten orgullosos su camiseta del Umore al son de Tarque en Madrid, Bilbao, Sevilla, Ibiza, Alicante o Santander...